Ventana Educativa y Cultural RRG

sábado, 28 de abril de 2012

¿Sabes cómo combatir el miedo?

El miedo procede del pensamiento, es decir, es generado por la mente, a raíz  de  un  juicio  que  uno  realiza,  acerca  de  una  situación  determinada,  en función de una  conclusión negativa o pesimista a  la que  llega. Los pesimistas tienen,  necesariamente,  más  miedo  que  los  optimistas.  Siendo  esto  así,  uno
puede concluir que el miedo  lo manufactura uno mismo, no es que de verdad exista.  A  este  respecto,  quisiera  traer  a  colación  el  siguiente  aforismo:  “…El cobarde se siente morir varias veces en la vida, mientras que el valiente sólo se muere una vez…”.
  ¿Cuál  es  la  necesidad  por  el  miedo?  Para  una  mente  sabia  y evolucionada, ninguna. De hecho,  todo condicionamiento por el miedo,  lo hace a uno  reaccionar emocionalmente en  lugar de  racionalmente. Por eso,  la mejor forma  de  quitarse  los  miedos  de  arriba  es  racionalizando  la  situación.  Por ejemplo, el miedo a  la oscuridad es algo que atemoriza a mucha gente, sobre todo a aquellos que son pesimistas y que  tienen mucha  imaginación, en virtud de que proyectan marcos mentales de situaciones  feas,  las cuales no existen más que en su mente. La oscuridad no cambia  las cosas de  lugar, ni permite que  “espíritus  malignos”  nos  visiten,  ni  nada  por  el  estilo.  La  oscuridad  es simplemente  la  invalidación  del  sentido  de  la  vista,  cosa  que desafortunadamente,  los ciegos  tienen que soportar  toda una vida. El ciego no tiene miedo a la oscuridad porque está forzado a vivir permanentemente en ella.   La mente  propensa al miedo  es  la mente  que  visita  la emoción mucho más que  la razón. Es de naturaleza supersticiosa y caprichosa, en virtud de un estado  mental  de  ignorancia  más  que  de  conocimiento.  Es  una  mente  que
subconscientemente cree en el caos y no en el orden universal que lo gobierna todo.   De ahí que el miedo mayor se centre en el sufrimiento y  la muerte. Los que  mentalmente  no  visitan  su  estado  emocional.  no le  tienen  miedo  al sufrimiento. Lo confrontan cuando es necesario y punto. Sin embargo, aquellos que  todo  les hace mella, en el sentido de que  la vida es un drama permanente para ellos, el miedo  los  condiciona enormemente, hasta el punto en el que  se convierten  en  una  mera  reacción  al miedo,  en  virtud  de  que  sobrevaloran  la importancia que tiene el sufrimiento. Estos no conocen nunca lo que es sentirse libre,  en  virtud  de  que  para  sentir  el  alcance  de  la  libertad  se  requiere necesariamente la trascendencia mental del miedo. 
  ¿Cómo superar el miedo? El mejor antídoto para el miedo es el amor y la razón cabal, fundamentada esta en el conocimiento y en el sentido común. Para superar el miedo hay que evolucionar intelectualmente y desear ser libre porque el miedo a las cosas se torna, con el tiempo, en miedo al miedo, en el sentido de que uno elude las situasiones que le producen miedo, por temor a experimentar situaciones de miedo y descontrol mental. Todo ello produce un  retraimiento o encogimiento en uno mismo a  la vez que se  traduce en un distanciamiento de los demás,  convirtiéndose uno en un  “bicho  raro”, en un anormal, o en un  ser alienado por su propio pensamiento, más que por los demás.  
  Una estratagema que yo uso a menudo, cuando me siento algo preso del miedo, consiste en encarar y aceptar lo peor que puede suceder y de ahí, tratar de mejorar  la  situación  todo  cuanto  puedo.  La  aceptación mental  produce  un estado de paz y de serenidad, la cual sirve para reducir la incidencia emocional y así  poder  capitalizar  en  la  razón  y  en  el  sentido  común.  En  este  sentido, mi
madre decía: “…Lo poco espanta mientras que lo mucho amansa…”.

  ¿Tiene  el  miedo  algún  aspecto  beneficioso?  Fundamental,  diría  yo.  El miedo  hace  que  se  produzca  una  reacción  orgánica,  en  función  de  la movilización de  todos  los  recursos energéticos disponibles, con el  fin de poder hacer  frente  a  una  emergencia,  en  términos  de  supervivencia.  En  situaciones así, el humano puede  incrementar considerablemente su potencial de defensa, lo  cual es absolutamente  imprescindible. Lo negativo del  caso es  cuando este estado  de  emergencia  se  produce  una  y  otra  vez,  en  virtud  del  miedo psicológico,  el  cual  no  representa  ningún  peligro  real  sino  imaginario.  La consecuencia  es  el  estado  de  cansancio  que  genera  después,  en  virtud  del desgaste energético que uno hace para nada.

  En definitiva, hay que desmitificar el miedo y reducirlo a lo que de verdad es: Una creación de uno mismo. Consecuentemente, uno puede vivir sin él. Lo malo es que uno se acostumbra a ser como es y  le es muy difícil cambiar. Sin embargo, cuando uno entiende la realidad de la situación, la propia clarividencia en  la conciencia, poco a poco, va  transformando  la  realidad  interna del ser y  la va haciendo más  racional que emocional. Con el  tiempo y en el alejamiento de las visitas que uno hace al sistema emocional, uno se va racionalizando hasta el punto de poderse  liberar del condicionamiento del miedo definitivamente. Se  lo
asegura uno que transito por esa lid o lucha, durante decenios…..

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