La historia cuenta que Manuelote y su mujer Petrona son dos esclavos
de Don Martín. Por la fidelidad que el afrodescendiente siente por este
último, lo ayuda y lo esconde en su casa, justo cuando José Tomás Boves
lo buscaba para matarlo por ser patriota.
Petrona, ante la jugosa recompensa que ofrecen los españoles por la
cabeza de Don Martín, sucumbe por ambición y decide revelar el escondite
del patriota. Ella vio en esa fortuna su salida de la pobreza y de la
esclavitud.
No obstante, Manuelote, inmenso de dignidad y lealtad, cumple con su
juramento de esconder a su amo de los realistas, quienes lo buscaban con
ansias, por lo que prefirió quedar viudo a perder su palabra. Por esa
razón, el protagonista acaba con la vida de Petrona y sacrifica todo lo
que tenía para proteger al patriota, cumpliendo así con su compromiso
por la causa republicana.
Uno de las características de esta pieza fue su impecable escenografía y la ejecución de los intérpretes.
Otra recopilación es la siguiente:
Manuelóte, obra en un acto, presenta un cuadro de la realidad socio-política en el año 1814 a través de dos negros esclavos—Manuelote y Petrona, su mujer— cuyo diálogo, conciso y fluido, ubica rápidamente al espectador en el clima de la Guerra de Independencia. Al quedar solos al cuidado de la casa de sus amos—las mujeres y los niños emigrados a zonas más seguras, los hombres peleando en el ejército libertador—, los dos esclavos sufren gran penuria. Aparece un oficial, primo del amo don Martín, para indagar si puede confiar a Manuelote, a la sazón solo, la vida de don Martín, herido gravemente y perseguido por las fuerzas del General Boves. Ante las garantías de lealtad que da el esclavo, traen al herido
y le dejan para ir a conseguir transporte en que llevarle al puerto. Al regresar Petrona y encontrar al amo allí, inconsciente, protesta por el peligro que corren
ocultándole. Las voces del pregonero ratifican sus temores anunciando castigo de muerte para los encubridores y, a la vez, ofrecen una recompensa de cinco mil pesos a quien entregue, vivo o muerto, a un cabecilla faccioso. En Petrona nace la idea de entregar al herido, a lo que Manuelote se niega al principio para terminar, aparentemente, aceptando. Don Martín despierta de su letargo a tiempo
para escuchar el final de este diálogo y, al marcharse los esclavos—primero Petrona, momentos después Manuelote—se levanta del lecho intentando escapar. Regresa Manuelote, solo, y don Martín le increpa duramente. El esclavo le tranquiliza. Petrona, en efecto, fue a delatarle, pero no pudo llegar a la comandancia. Y le muestra el cuchillo con que lo ha impedido. Don Martín se desmaya. Regresa
el oficial con dos hombres y ofrece a Manuelote dinero, que éste no acepta. Al quedar solo, el esclavo recorre con una larga mirada de tristeza la estancia. Suena una corneta. Manuelote descubre la pistola del amo y, como movido por una súbita decisión, saca de un baúl un viejo sombrero, recoge una cobija y un
machete, y marcha hacia la puerta. "Debe haber algo grande por lo cual mueren y se sacrifican tantos," exclama. "Me iré a esa guerra. Quizá haya un puesto para mí junto a esa gente que manda Bolívar."3 El trazado de los personajes y de sus procesos mentales responde a una lógica tan coherente con su situacióny sus características socioculturales que el trágico final se justifica plenamente. Cerrando el análisis de las obras de Rengifo vinculadas a la Guerra de Independencia nos referiremos a Marta Rosario Nava, cantata en verso cuya acción tiene lugar en la ciudad de Mérida, en los Andes venezolanos, un día del año
1817. Su tema es el juicio de la protagonista, acusada de haber secundado a su hijo en la rebelión contra el regimen colonial. Mediante la utilización de un coro, Rengifo actualiza acciones anteriores y da vida a la participación en la lucha independentista de los distintos estamentos sociales que van uniéndose a Bolívar.
El texto alcanza gran altura lírica y épica. Cuando los jueces le preguntan a María Rosario que "vio de raro en Bolívar," ésta responde:
En sus ojos estaba Venezuela encendida
y en su pecho los fuegos que braman y liberan.
Desde su voz un bronce candente proclamaba
un mundo con justicia, un rumbo, una ribera. . .
Más tarde describe a su hijo en diálogo con el coro:
—Es como el Albarrega: sonriente y decidido.
Era un adolescente cuando en Caracas, lejos,
estallaron los ecos de una palabra pura.
—Dijeron libertad.
—Eso mismo dijeron.
El la miró llegar sobre las altas cimas
y deletreó sus formas de llamas y praderas.
Al final, relata cómo el hijo, con los brazos fracturados, es rechazado por el
Ejército Libertador:
—Entre sus brazos rotos y el sol que se marchaba
mi hijo era una espiga de sal que se doblaba. . .
Alguien le respondió:
—No alistamos lisiados.
Con los brazos lisiados, ¿quién llevará tus armas?
Levántate, le dije, conozco quien te llama.
Tú irás sobre tus pies. Yo llevaré tus armas.
Para saber más de César Rengifo entra aquí Obras de Rengifo
y le dejan para ir a conseguir transporte en que llevarle al puerto. Al regresar Petrona y encontrar al amo allí, inconsciente, protesta por el peligro que corren
ocultándole. Las voces del pregonero ratifican sus temores anunciando castigo de muerte para los encubridores y, a la vez, ofrecen una recompensa de cinco mil pesos a quien entregue, vivo o muerto, a un cabecilla faccioso. En Petrona nace la idea de entregar al herido, a lo que Manuelote se niega al principio para terminar, aparentemente, aceptando. Don Martín despierta de su letargo a tiempo
para escuchar el final de este diálogo y, al marcharse los esclavos—primero Petrona, momentos después Manuelote—se levanta del lecho intentando escapar. Regresa Manuelote, solo, y don Martín le increpa duramente. El esclavo le tranquiliza. Petrona, en efecto, fue a delatarle, pero no pudo llegar a la comandancia. Y le muestra el cuchillo con que lo ha impedido. Don Martín se desmaya. Regresa
el oficial con dos hombres y ofrece a Manuelote dinero, que éste no acepta. Al quedar solo, el esclavo recorre con una larga mirada de tristeza la estancia. Suena una corneta. Manuelote descubre la pistola del amo y, como movido por una súbita decisión, saca de un baúl un viejo sombrero, recoge una cobija y un
machete, y marcha hacia la puerta. "Debe haber algo grande por lo cual mueren y se sacrifican tantos," exclama. "Me iré a esa guerra. Quizá haya un puesto para mí junto a esa gente que manda Bolívar."3 El trazado de los personajes y de sus procesos mentales responde a una lógica tan coherente con su situacióny sus características socioculturales que el trágico final se justifica plenamente. Cerrando el análisis de las obras de Rengifo vinculadas a la Guerra de Independencia nos referiremos a Marta Rosario Nava, cantata en verso cuya acción tiene lugar en la ciudad de Mérida, en los Andes venezolanos, un día del año
1817. Su tema es el juicio de la protagonista, acusada de haber secundado a su hijo en la rebelión contra el regimen colonial. Mediante la utilización de un coro, Rengifo actualiza acciones anteriores y da vida a la participación en la lucha independentista de los distintos estamentos sociales que van uniéndose a Bolívar.
El texto alcanza gran altura lírica y épica. Cuando los jueces le preguntan a María Rosario que "vio de raro en Bolívar," ésta responde:
En sus ojos estaba Venezuela encendida
y en su pecho los fuegos que braman y liberan.
Desde su voz un bronce candente proclamaba
un mundo con justicia, un rumbo, una ribera. . .
Más tarde describe a su hijo en diálogo con el coro:
—Es como el Albarrega: sonriente y decidido.
Era un adolescente cuando en Caracas, lejos,
estallaron los ecos de una palabra pura.
—Dijeron libertad.
—Eso mismo dijeron.
El la miró llegar sobre las altas cimas
y deletreó sus formas de llamas y praderas.
Al final, relata cómo el hijo, con los brazos fracturados, es rechazado por el
Ejército Libertador:
—Entre sus brazos rotos y el sol que se marchaba
mi hijo era una espiga de sal que se doblaba. . .
Alguien le respondió:
—No alistamos lisiados.
Con los brazos lisiados, ¿quién llevará tus armas?
Levántate, le dije, conozco quien te llama.
Tú irás sobre tus pies. Yo llevaré tus armas.
Para saber más de César Rengifo entra aquí Obras de Rengifo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBuenas noche estoy interesada en esta obra, quisiera que por favor publicarán o me enviaran a mi correo personal maribelcaldern@yahoo.com.ve el guión teatral completo de la obra Manuelote de César Rengifo, ya que pretendo montar la obra con niños y adolescentes. Gracias.-
ResponderEliminargracias por tu dedicación podrias enviarme el guión completo de Manuelote lo necesito para el teatro del liceo donde trabajo,gracias
ResponderEliminarSerá que podrias enviarme el guión completo de Manuelote, gracias vivivaneramianija@gmail.com
ResponderEliminarBuenas...! Me podrían ayudar con el guión por favor?
ResponderEliminarUrgente!
ResponderEliminarNecesito ésta obra completa urgente. Muchas gracias.
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