Ventana Educativa y Cultural RRG

jueves, 28 de noviembre de 2013

COMO DESARROLLAR UNA OBRA DE TÍTERES



“LAS AMIGAS DE LA SALUD”
(Guión: Teatro de títeres)

Preproducción:

Definición de la temática a difundir: Se pretende aportar y fortalecer los conocimientos, en los niños, de los beneficios de las hierbas medicinales: Llantén, hierbabuena y menta.

Recursos materiales para la elaboración de los títeres: Papel periódico, tela, alambre, hilos, pintura al frío, pega.

Recursos materiales para la elaboración del teatrino: Caja de cartón, telas, pintura al frío, papel crepé, hilos, pega.

Elaboración del guión: Ideas de diálogos y vivencias con las hierbas medicinales. Indagaciones a adultos mayores sobre la medicina natural y sus beneficios.

Producción:
Asignación de personajes.
Definición de la musicalización (Si es necesario).
Lectura dramatizada y revisión del guión.
Ensayos parciales.
Ensayos generales.

Montaje:
Definición del espacio para realizar la obra.
Instalación del teatrino.
Musicalizar las entradas y acciones más importantes.
Puesta en escena.


“Las amigas de la salud”
(Teatro de Títeres)

SINOPSIS
La escena de los títeres se desarrolla en un huerto en donde se cultivan las plantas medicinales, Llantén, Hierbabuena y Menta. Es atendida por Pedro Granjero y su esposa Granjina. Una ligera confusión de Pedro Granjero da inicio a la acción. Don Crispín y un Gusano, intervienen para dar el toque picaresco y de maldad.

Personajes:
Pedro Granjero: Dueño del huerto de plantas medicinales
Doña Granjina: Esposa querendona de Pedro Granjero
Don Crispín: Adulto mayor, agraciado y muy amigo de Pedro Granjero y su querida esposa, Doña Granjina.
Llantén: Planta medicinal con vida humana
Hierbabuena: Planta medicinal con vida humana.
Menta: Planta medicinal con vida humana.
Gusano Perezoso: Animal que destruye las plantas, con vida humana.

ACTO ÚNICO
(Entra Pedro Granjero, como todas las mañanas, a revisar sus plantas medicinales. El, acostumbra regarlas y a quitarles aquellos animales que buscan comerse sus hojas, como el Gusano Perezoso, por ejemplo, que no ha podido quitárselo de encima. Pedro Granjero tarareando una alegre canción se asoma en la mañana).

Pedro Granjero. Yo quiero mucho a mis plantas. A mis plantas medicinales –Se detiene, y observa con sorpresa que sus plantas no están  ¡Ah! ¿Y mis plantas? ¡Mi Menta olorosa! ¡Mi Llantén bondadoso! ¡Mi Hierbabuena fresca! ¡¿Dónde están mis plantas?! –Gritando a todo pulmón

(Don Crispin que se aproximaba, escucha los gritos de Pedro Granjero. Y llega tan pronto pudo a ver qué le sucedía a su gran amigo).
Don Crispín. Pedro Granjero, mi gran amigo, he escuchado tus gritos ¿Qué te ha pasado? Parece que se te ha muerto alguien.
Pedro Granjero. ¿Muerto? Muerto quisiera estar yo.
Don Crispín. No diga eso ni en juego, amigo mío.
Pedro Granjero. Es que… Me ha sucedido una desgracia, Don Crispín.
Don Crispín. ¿No puede ir al baño?
Pedro Granjero. ¡No! Mucho peor.
Don Crispín. Ya se, usted corrió a Doña Granjina, y… no se quiso ir –Silabando
Pedro Granjero. Que cosas se le ocurre, Don Crispín, claro que no. Además, yo adoro a mi Granjina bella.
Don Crispín. Pero si es en broma, amigo mío. Yo se que usted todavía bota la baba por Doña Granjina.
Pedro Granjero. ¡Ay, mi dulce Granjina!
Don Crispín. Pero no me ha contado qué fue lo que le pasó ¿Por qué tantos gritos?
Pedro Granjero. Me han robado, Don Crispín.
Don Crispín.  ¡Dios, Santo! Moviéndose de lado a lado
Pedro Granjero. Sí. Me robaron mis más grandes tesoros. Me robaron mis plantas medicinales, Don Crispín ¡Buaaah, haha! ¡Buaaah, haha! –llorando desconsoladamente
Don Crispín. Si no fuera porque tiene tanto moco suelto, lo consolara aquí en mi hombro, amigo mío.
Pedro Granjero. Ahora qué le digo a la vecina Carmen. La pobre tiene una semana con una acidez estomacal. Y pa’ completa’ se comío un plato de caraotas negras y la barriga se le puso como un globo de esos que lanzan pal cielo, inflada, pues.
Don Crispín. ¿Y eso qué tiene que ver con el robo?
Pedro Granjero. La menta, Don Crispín, la menta.
Don Crispín. ¿La menta? No entiendo, amigo Pedro.
Pedro Granjero. La menta que me robaron, esa planta verdecita y tan llena de aroma, se la ofrecí a la vecina Carmen para que se curara la acidez estomacal y los gases, que parece que le van a explotar la barriga.
Don Crispín. ¡Ah! Ahora sí entiendo. La menta es curativa. Pero vamos a asomarnos a la otra cuadra, a lo mejor las dejaron por ahí mismito.
Pedro Granjero. ¡Mi menta! ¡Ay! ¡Mi pobre llantén! ¡Tan bonita que estaba mi hierbabuena, verdecita! ¡Buaaah, haha! –Llorando
Don Crispín. ¡Ya! Sacúdase esa nariz y nos vamos a buscar sus planticas.
Pedro Granjero. ¡Puuuff! –Sacudiéndose la nariz
Don Crispín. ¿Y no habrá una planta que sirva para secar esos mocos? Vamos, amigo mío –Saliendo de escena –
.
(Pedro Granjero y Don Crispín, como dos buenos amigos, salen a buscar las plantas medicinales extraviadas. Inmediatamente, Doña Granjina aparece con la Menta, el Llantén y la Hierbabuena, a quienes nada se les entiende por venir hablando, todas a la vez, muy alegremente).

Hierbabuena. Yo soy Hierbabuena, ustedes me conocen. Y tengo muchas propiedades curativas.
Llantén. Yo soy Llantén, estoy por todas partes y curo muchas enfermedades.
Menta. Y yo soy Menta, aromática y estoy en muchos platos dulces y también tengo mis propiedades curativas.
Hierbabuena, Llantén y Menta. Somos las plantas medicinales.
Hierbabuena. ¡Que lindo paseo, Granjina!
Menta. Sí, es rico caminar por las mañanas, y que nos pegue todo ese sol.
Granjina.  Vieron que es bien saludable caminar todas las mañanas.
Llantén, Hierbabuena y Menta. ¡Sí!
Granjina. Desde ahora en adelante las sacaré todas las mañanas a pasear. Y verán como sus raíces se ponen más fuertes.  Y sus hojas más frondosas y verdes.
Llantén. Granjina, yo estoy muy contenta.
Granjina. Ya se, me lo imagino, mi querida Llantén.
Llantén. Sí, me enteré que a Carlitos se le curó el resfriado.
Granjina. Si todos supiéramos lo curativas que son tus hojas, cada vez hubiera menos resfriado en el mundo.
Llantén. Y la conjuntivitis de Crispín, también se la curé ¿Te acuerdas?
Granjina. Cómo no me voy a acordar de aquellos lagañones. Pobrecito, menos mal se llevó varias hojitas tuyas, Llantén. Ya ni veía de tanta… laga… de tanta conjuntivitis.
Llantén, Hierbabuena y Menta. ¡Jajajaja!
Granjita. Buenos mis plantitas, voy a buscar algo de abono para echarles en sus raicitas.
Llantén, Hierbabuena y Menta. ¡Sí!
Menta. ¡Que rico!
Granjina. Espérenme no más un tantito.

(Granjina sale de escena. Mientras las plantas medicinales se quedan en amena tertulia y tarareando algunas canciones. A los pocos segundos, sin avisar, llega alguien no muy grato para las plantas, el Gusano Perezoso).

Gusano Perezoso. ¡Ay! ¡Que rico! Allá está mi alimento. Y sin mucho esfuerzo lo he conseguido.

(Gusano Perezoso se desplaza haciendo zigzag y con mucho sigilo. Las plantas no se percatan de la llegada de su desagradable amigo, pues, están muy entretenidas contando sus vivencias curativas)

Hierbabuena. ¿Se acuerdan del floristero?
Llantén y Menta. ¡Claro!
Hierbabuena. Pues, de bromita no paró en loco. Gracias a que tomó una buena cantidad de infusión de mis hojitas fresquecitas logró controlar los nervios.
Menta. Ni te cuento del señor Enrique.
Hierbabuena y Llantén. ¡¿Enrique?!
Llantén. ¿El profesor?
Menta. Ese mismito. Vino a la granja por unas de mis hojitas.
Hierbabuena. ¿Y qué tenía el profesor?
Menta. Nau-seas (Silabando)
Hierbabuena y Llantén. ¡¿Sí?!
Menta. Y la cara que tenía era como de tener una re-sa-ca. Y también se la curé.
Llantén. Cierto, porque a la clase llegó silbandito.
Hierbabuena. Y con una sonrisota de oreja a oreja.

(Gusano Perezoso llega de sorpresa y asusta a las plantas con un impulso que hace sobre ellas)

Gusano Perezoso. ¡Plantas chismosas! ¡Gurrrr! – Asustando a las plantas – No entiendo como saben todo eso.
Llantén. Nos lo dijo Pedro Granjero –Con voz de susto
Gusano Perezoso. Ya se les acabó la guachafita, porque yo tengo hambre.
Hierbabuena. ¡Fuera, gusano manganzón! Tu vienes solo es a hacernos daño.
Menta. Sí, los gusanos como tú, solo destruyen las plantas lindas como nosotras.
Gusano Perezoso. Pero hoy no vengo a comérmelas por gusto.
Hierbabuena, llantén y Menta. ¡¿Ah, no?!
Hierbabuena. ¿Y entonces a qué viniste?
Gusano perezosa. Es que tengo muchos retorcijones de tripas.
Hierbabuena, Llantén y Menta. ¡Ah!
Gusano perezoso. Sí, me metí en un jugoso tomate y creo que comí demasiado ¡Ayyy, mi barriguita!
Hierbabuena. ¿Seguro no es para comernos y hacernos daño?
Gusano Perezoso. No ¡Ay! Me duele mucho. Creo que… hasta tengo diarrea ¡Ay!
Hierbabuena. Pobrecito gusanito. Bueno, para que veas que soy muy bondadosa te dejaré comer una de mis hojitas. Y verás como te alivias.
Llantén. La hierbabuena es efectiva para la diarrea y los dolores estomacales.
Hierbabuena. No me ayudes tanto, Llantén.

(Justo cuando Gusano Perezoso se disponía a comer su suculenta hoja, llegan Pedro Granjero, Granjina y Don Crispín)

Pedro Granjero. Alto gusano aprovechador.
Granjita. Sí ¿Qué pretendías hacer con mis plantas?
Don Crispín. Está clarito, se las quería comer.
Gusano Perezoso. No, no. Yo solo quería un poquito de…
Granjina. No te atrevas a tocar mis plantas. Ya veras lo que te haré para que nunca vuelvas.
Gusano Perezoso. No, tranquilos. Yo me voy rapidito. Solo vine por un dolor de tripas. Y por una di… una dia… ¡Santo gusano, ya me hago! ¡Me voooyyy! – Y sale a toda prisa de escena
Pedro Granjero. Y ustedes mis plantas, deben evitar esos gusanos.
Don Crispín. Donde cae un gusano como esos, adiós plantas.
Menta. ¡Perdónennos, por favor!
Llantén. Nosotras no lo sabíamos.
Granjina. Ustedes son unas plantas muy generosas y buenas para la humanidad. Y es nuestro deber cuidarlas y cultivarlas.

(Aparece Gusano Perezoso, con un tubo donde se enrolla papel higiénico)

Gusano Perezoso. Por favor, quién me regala papel.
Ganjina. ¿Todavía no te vas?
Pedro Granjero. Párate gusano del demonio para darte tu merecido.
Don Crispín. Espérese, amigo Pedro –Deteniéndose – ¿No me va a dar mis hojas de hierbabuena? Yo también tengo diarrea –Saliendo detrás de Pedro Granjero y de Granjina
Menta. ¡Ay! –Suspirando – Y todo por cuidarnos.
Llantén. Lo que pasa es que somos muy útiles para la humanidad.
Hierbabuena. Sí, somos…
Llantén, Hierbabuena y Menta. ¡Las amigas de la salud!

FIN

AUTOR: MAIRO RANGEL 

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domingo, 10 de noviembre de 2013

CÉSAR RENGIFO

César Rengifo (Caracas, 14 de mayo de 1915Caracas, 2 de noviembre de 1980) fue un pintor y dramaturgo venezolano representante de las tendencias realistas en la pintura venezolana inspiradas por la pintura mexicana, junto con Héctor Póleo, Pedro León Castro y Gabriel Bracho; todos ellos después de haber iniciado estudios en Caracas fueron a México la mejor época del muralismo mexicano.



Cursó estudios junto a Cruz Álvarez García y Rafael Monasterios en la Academia de Bellas Artes de Caracas entre 1930 y 1935. En 1936, y dentro del proceso de reforma de esa institución, cuando Rómulo Gallegos se desempeñaba como ministro de Educación, César Rengifo obtuvo una beca para especializarse en pedagogía de las artes plásticas en Santiago de Chile. En 1937 viajó a Ciudad de México para inscribirse en la Academia de San Carlos y Escuela La Esmeralda donde permaneció hasta 1938 especializándose en las técnicas del muralismo.
Durante su estadía en la capital mexicana, Rengifo fue influido de manera significativa por la obra de Diego Rivera, alcanzando un estilo que se apartó de la preceptiva de la Escuela de Caracas y dio relevancia al mensaje social de la pintura, gracias a un realismo fundado en una temática rural para el que adoptó una técnica que se aproxima a la de los primitivos italianos de empaste liso y efectos de relieve y claroscuro obtenidos con los tonos sombríos.
En 1939 realizo un curso de artes gráficas en la reformada Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas. Ese mismo año realizó en el Museo de Bellas Artes su primera exposición individual, iniciándose desde ese momento una actividad plástica que solamente ha interrumpido para dedicarse a escribir obras para el teatro con la misma concepción que tiene su pintura: se revelaba entonces como un importante autor teatral del género realista.1 Sin embargo, la primera gran exposición pictórica realizada por Rengifo no sería sino hasta 1947, también en el Museo de Bellas Artes.
Además de pintor, Rengifo fue dramaturgo, poeta, periodista y promotor cultural. La vida de César Rengifo se desenvolvió entre dos disciplinas en las que demostró por igual su talento: la pintura y el teatro. A través de las mismas intentó establecer una profunda conexión entre el sentido de las imágenes simbólicas y el fondo de la realidad del destino y la identidad del venezolano.
En 1952 fundó el grupo de teatro "Máscaras". Desde 1958 hasta 1960 fue designado director de Extensión Cultural de la Universidad de los Andes, en Mérida. En su gestión como director de Cultura de la Universidad de Los Andes, fundó en 1959 la Escuela de Artes Plásticas de Mérida. En 1954, con motivo del XV Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, obtuvo el Premio Nacional con su obra La Flor del Hijo, y también el Premio Arturo Michelena, en el Salón Oficial y en el Salón Arturo Michelena, de Valencia, respectivamente. Recibió, asimismo, los galardones Andrés Pérez Mujica y Antonio Esteban Frías en el primero de los salones mencionados.
Entre 1955 y 1956 realizó el vasto mural en mosaico titulado El mito de Amalivaca, que narra el mito Caribe de la creación del mundo y el cual se halla en la plaza Diego Ibarra en el centro de la ciudad de Caracas. En 1973, por encargo de la Comisión del Sesquicentenario de la batalla de Carabobo, del Ministerio de la Defensa, concluyó el mural Creadores de la Nacionalidad ubicado en el Paseo de Los Próceres de Caracas.
En 1938, Rengifo inicia su trayectoria como dramaturgo. Los temas que lo inspiran al igual que en su pintura son la cambiante realidad de la Venezuela contemporánea, el petróleo, la opresión de los marginados y, de alguna manera, la contribución a la emancipación del proletariado moderno.
Sus obras de teatro pueden definirse como históricas, relacionadas con la marginalidad; obras concernientes al tema del Oro Negro y su desproporcionada explotación y posteriormente devastación regional, como una inevitable realidad venezolana. De esta forma Rengifo se define como un autor teatral de género realista, que se expresa en su primer drama "Por qué canta el pueblo", cuya trama es la lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez. La producción dramática de Rengifo abarca un total de treinta y tres obras terminadas y un número similar de obras por terminar o revisar, lo cual efectivamente evidencia que es el más prolífico de los dramaturgos venezolanos contemporáneos, con un tratamiento técnico que lo ubica en la más absoluta modernidad, dentro de las nuevas formas del teatro universal.
En 1960 recibió el Premio a la Mejor Obra en el II Festival de Teatro Venezolano y como reconocimiento a su talento en este ámbito artístico, recibió en 1980 el Premio Nacional de Teatro.
Su pintura se caracteriza por su carácter literario, en donde está presente su concepción sobre el Realismo Social concebido como el reflejo de la realidad nacional, y en donde el campesino está presente. El tema principal de su pintura es el campo venezolano, humanizado por la figura de los tipos campesinos criollos; el paisaje en ruinas, donde se levantan cielos oscuros o presagiosos a los que la tierra comunica su propio color, está escuetamente delineado como escenario teatral donde destacan las figuras en primeros planos.

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